Desarrollo económico y organización social en las ciudades.
Bienvenidos a esta nueva temática, donde eventualmente trataremos de representar de la mejor manera los diferentes escenarios reflejados en las ciudades bajomedievales.
Vida Urbana en la Edad Media
INTRODUCCIÓN
La vida urbana en la Edad Media en Europa fue
prácticamente inexistente. La mayoría de las ciudades romanas quedaron
convertidas sólo en centros de administración eclesiástica y pasaron a formar
parte del señorío territorial de un señor feudal, laico o religioso. Muy pocas
personas vivían en ellas.Sin embargo, a partir del siglo XII esta situación
cambió.
Como consecuencia del aumento demográfico, del desarrollo
económico y de la necesidad de los mercaderes de establecerse en un lugar fijo,
las ciudades recobraron su importancia. Entonces, las viejas ciudades
romanas o antiguos burgos volvieron a poblarse y a su lado,
aparecieron nuevos burgos: de la fusión entre los antiguos y los
nuevos burgos nació la ciudad medieval. A los pobladores de las
ciudades medievales, se los llamó burgueses. Este gran desarrollo
urbano llegó a su máximo esplendor en el siglo XIII en el que algunas ciudades
como, por ejemplo, París. Milán, Venecia y Florencia, alcanzaron los 100,000
habitantes.
Entre los siglos XIII
y XIV se produjo un aumento considerable de actividad, que dio como resultado
un mayor aprovechamiento de la industria y el comercio.
El comercio era desempeñado por los
traficantes, cuyo oficio era el más peligroso de todos, ya que con frecuencia
eran víctimas de bandoleros que robaban a mano armada las mercaderías y
apresaban al comerciante para cobrar por su rescate. A esto se sumaba el pago
de derechos que debían pagar por sus productos durante el trayecto, los que no
eran pocos si se consideraba el cobro de entrada, de salida, en cada señorío,
en cada ciudad y en cada puente.
Dadas las difíciles condiciones de comunicación, era
imprescindible durante la Edad Media abastecerse de productos para un largo
período de tiempo. De aquí la importancia de las ferias. Estas se
formaban cuando comerciantes procedentes de distintos países se reunían en
fecha fija en ciertos puntos llevando gran cantidad de mercaderías, y atrayendo
a miles de compradores que no solo se acercaban con el objeto de comprar sino
también para divertirse con las presentaciones de acróbatas y titiriteros.
Las habitantes medievales vivían prácticamente encerrados
en las ciudades, debido a que se construían entre murallas para evitar peligros
de ataques. Las calles estaban mal diseñadas, porque nadie se preocupaba de su
alineamiento y cada cual construía su casa como mejor le pareciera. Por lo
general eran sucias, ya que la única alcantarilla o desagüe era un arroyo en
medio de la calle, por donde corría la sangre de los animales que mataba el
carnicero y al que se echaba todo tipo de basuras. Tampoco contaban con
iluminación, y para salir de noche había que llevar una antorcha o lámpara.
Como consecuencia de la forma como se edificaban las
casas —una sobre otra— y la falta de higiene, las poblaciones se encontraban
siempre expuestas a los incendios y la propagación de enfermedades. Así, no era
poco frecuente que cuando una vivienda se incendiaba, el fuego se extendiera
por el barrio entero.
Cuando la peste o los incendios azotaban las poblaciones,
las víctimas se contaban por millares. En el año 1418, entre los meses de
septiembre y diciembre, una terrible epidemia se dejó caer sobre París,
falleciendo más de cien mil personas. Sin embargo, a partir del siglo XIII la
urbanización de las poblaciones empezó a mejorar, y en Francia Felipe Augusto
hizo cercar los cementerios, empedrar las calles y edificar fuentes para
distribuir el agua de manantial proveniente de colinas cercanas. Poco a poco las
casas de madera fueron sustituidas por casas de piedra, con lo que también
comenzó a introducirse el lujo en castillos y poblaciones.
La población urbana
Las ciudades medievales eran, en su mayoría, pequeñas:
pocas superaban los 10 000 habitantes y no muchas tenían más de 5 000
habitantes. En las ciudades más pequeñas se concentraba y luego, se distribuía
la producción agrícola de los alrededores. Las ciudades más grandes abarcaban
un territorio mayor: servían a varias pequeñas, o a todo un país. Así, por
ejemplo, Londres, con 40,000 habitantes hacia el siglo XIII, era el principal
punto de confluencia de los productos ingleses, y el distribuidor de las
importaciones que llegaban a Inglaterra procedentes de otros países.
La ciudad medieval
Con el renacimiento comercial, las ciudades se
convirtieron en centro de atracción de muchas personas de diferente condición
social y económica.
Un lugar atractivo
Las ciudades medievales atrajeron a una enorme
cantidad de mercaderes que se establecieron en ellas y que con el
tiempo, llegaron a dominarlas. La mayoría estaba situada cerca de un río, del
mar o de un camino importante. Este hecho las convirtió en centros comerciales.
Las ciudades también se convirtieron en centros de atracción para los
campesinos que buscaban mejores oportunidades. Algunos siervos llegaron
a ellas huyendo de los señores feudales.
Los campesinos libres lo hicieron atraídos por la creciente
actividad artesanal y comercial. Con ello, estos campesinos se convirtieron en
artesanos. Ellos pasaron a ser la mano de obra de la industria destinada, por
un lado, a satisfacer las necesidades de una población urbana cada vez mayor, y
por otro, a generar artículos que pudieran ser comercializados fuera. Por
último, en algunos casos como, por ejemplo, en muchas ciudades del sur de
Francia y en la mayoría de las ciudades italianas, los señores feudales abandonaron
sus castillos para residir en las ciudades, dedicándose, también, al comercio.
Entonces, las ciudades se volvieron
centros de consumo, de producción artesanal y, a la vez, de redistribución.
Industria y mercaderes
El
renacimiento de la artesanía
EI atractivo que las ciudades medievales
ejercieron sobre los campesinos la liberación del campo, a partir del siglo
XII, cierta cantidad de mano de obra que trabajó en la industria urbana.
En la Edad Media la industria no contaba
con grandes maquinarias y su producción era limitada, es decir, era de tipo
artesanal. Por eso. a los obreros se los llamó artesanos.
Los artesanos medievales del siglo XII retornaron a las viejas técnicas
olvidadas y aprendieron, a la vez de los artesanos del Islam y de Bizancio. A
diferencia de Europa occidental, estas regiones contaron con una industria muy
desarrollada a lo largo de toda la Edad Media.
Los
mercaderes en las ciudades
EL poderío económico de los
mercaderes estuvo estrechamente vinculado al desarrollo de las ciudades que
fueron sus centros de negocios. En el siglo XIII, las ciudades estaban
dominadas por ellos. Los grandes mercaderes, a los que a veces se unieron los nobles,
ocuparon los puestos de gobierno y constituyeron un patriciado urbano, que
controló la vida municipal y que no encontró oposición violenta hasta la crisis del siglo
XIV. Este patriciado
también monopolizó la dirección económica de las ciudades.
Burguesía y burguesía
El papel protagónico en el desarrollo de
las ciudades lo tuvieron sus habitantes: los burgueses. Bajo
este nombre pasó a designarse a todas aquellas personas
cuya riqueza se basaba en el dinero y no en la tierra. El
enriquecerse con dinero y no dedicarse a actividades rurales, distinguió a los
burgueses de los campesinos y de la nobleza feudal. Por eso formaron una nueva clase social: la burguesía.
La
aparición de la burguesía rompió el rígido esquema de la sociedad feudal de
órdenes. La mayoría de los burgueses no pertenecía a ninguno de los órdenes.
Ellos eran mercaderes, y artesanos especializados
en diversos trabajos: panaderos, herreros y carpinteros, entre otros oficios.
Libertades urbanas y
burguesas
Algunas ciudades acogieron a los señores
feudales. En esos casos, la nobleza invirtió su riqueza en el comercio, se
dedicó personalmente a los negocios y acaparó los cargos políticos de la
ciudad. De esta manera la nobleza se aburguesó.
En otras ciudades, en cambio, los
mercaderes plebeyos acapararon el poder
y, al hacerlo, buscaron liberarse del control que ejercía sobre ellos la
nobleza. Sus ciudades estaban en las tierras de algún señor feudal. Para
resolver este problema, algunos mercaderes optaron por aliarse a los nobles
casándose con ellos o comprándoles sus títulos de nobleza. En esos casos fueron
los burgueses los que se ennoblecieron. Sin
embargo, generalmente, los burgueses se libraron del dominio feudal
emprendiendo sublevaciones y contratando mercenarios que forzaron a la nobleza
a renunciar a sus derechos.
En otros casos, recurrieron al apoyo de
los reyes, a quienes les interesaba doblegar a la nobleza. A cambio de apoyo
financiero, las ciudades recibieron de los monarcas cartas de libertades que las colocaban
directamente bajo la autoridad real -sustrayéndolas del control de los
señores-, las autorizaban a administrar justicia por sí mismas y otorgaban
libertad personal a sus habitantes.
También obtuvieron de los monarcas el derecho de autogobernarse, lo que posibilitó la
formación de gobiernos comunales, que recibieron diversos nombres: ayuntamiento, señorío o comuna. Los privilegios
otorgados a las ciudades debilitaron los esquemas feudales. La Iglesia no vio
con buenos ojos el rápido ascenso de la burguesía. Sus ocupaciones encaminadas
a acumular dinero fácil fueron consideradas por los clérigos síntomas de
avaricia. Por eso, pasaron a formar parte de una lista de oficios deshonrosos. Por otro lado, los intereses que
algunos mercaderes cobraban por sus préstamos fueron calificados de usura. Con el tiempo, sin embargo, la Iglesia se volvió
más tolerante con los burgueses, que eran muy religiosos, y convino en que eran
necesarios para la sociedad.
La vida en la ciudad
Las ciudades medievales fueron muy activas. Al contrario
de lo que sucedía en el campo, la división de tareas caracterizó
la vida económica urbana y la vida cultural recobró importancia.
El trabajo y los gremios
Los habitantes de la ciudad se especializaban en un
oficio y compraban en el mercado lo que no producían. Los artesanos de un mismo
oficio y los comerciantes se agruparon en gremios. Los gremios fijaban los
procedimientos de fabricación, las normas laborales, las horas de trabajo y los
salarios.
También aseguraban la destreza en el oficio: se accedía
al grado de oficial tras un aprendizaje de diez años, como mínimo, en el taller
de un maestro. Así, los productos eran semejantes en calidad y en precio. Nadie
podía ejercer un oficio si no pertenecía al gremio respectivo. Los gremios eran
muy poderosos y, frecuentemente, se enfrentaron con violencia por el control de
la ciudad.
La vida cultural
Como las actividades urbanas requerían nuevos
conocimientos como, por ejemplo, llevar libros de cuentas, escribir cartas o
redactar inventarios, los burgueses fundaron las primeras escuelas
laicas. Así, la actividad intelectual dejó de ser exclusiva del clero.
También se fundaron las primeras universidades, que introdujeron al
sistema antiguo de enseñanza estudios de leyes y de teología y otras
disciplinas como, por ejemplo, la medicina.
Una nueva espiritualidad
Desde el punto de vista religioso, el contraste entre
ricos y pobres provocó una necesidad de reforma. De esta manera surgieron en el
siglo XIII las órdenes mendicantes: franciscanos y dominicos. Ambas
adoptaron una moral basada en la austeridad y se instalaron en las ciudades,
relacionándose con sus problemas. Sus ocupaciones principales fueron la prédica
y la enseñanza.
La estructura social en el ámbito
urbano bajomedieval.
Clases altas o poderosos.
Eran el 10 o el 15% de la población. Al antiguo patriciado, se suman los
burgueses enriquecidos, y tras las tensiones y revueltas se incluirán algunos
maestros y dirigentes de gremios. Este grupo resultante, a pesar de su origen
mixto, tiene unidad como clase y también como grupo en auge, siempre según los
casos. Muchos de estos nuevos integrantes eran los hombres de negocios o
grandes mercaderes, especialmente en el siglo XV (Médicis en Florencia; Fugger
en Augsburgo; el patriciado barcelonés integrante de la biga o
partido conservador en el siglo XV; o los mercaderes burgaleses).
Era tendencia común en aquellos grupos buscar formas de
vida y situaciones jurídicas que los identificaran con la nobleza tradicional.
En algunos casos como en Cataluña la distinción entre ciutadans honrats y cavallers o
baja aristocracia rural permaneció siempre clara, a pesar de ser iguales
jurídica y económicamente. Pero en otros casos como en Castilla, el acceso a la
aristocracia y el carácter “caballeresco” de los patriciados u oligarquías
urbanas fueron mucho más intensos desde tiempo antiguos.
- Grupos medios o manos medianos.
Suponían el 25% de la población urbana. Dentro de ellos había algunos sectores
con mayores posibilidades: los maestros de gremios, los hombres de leyes, los
servidores y administradores urbanos de la alta aristocracia, o los
comerciantes de algunos ramos. Algunos incluso disfrutaban de exenciones
fiscales (como los francos de las ciudades de Castilla), pero seguían sin
pertenecer a las clases altas.
- Grupos menores, menudos, menuts o
mano menor. Es el vecindario común, representaba el 60%, y sus niveles
de riqueza eran bajos, hasta el extremo de que muchos o no contribuían o apenas
podían hacerlo al reparto de los “pechos” o impuestos directos de donde
procedía su nombre castellano de “pecheros”.
- Los marginados. No tenían la
condición de “vecinos”. La obtención de la vecindad se concedía previa
solicitud al municipio después de un plazo de residencia, (normalmente un año y
un día) y de asegurar la solvencia económica y el enraizamiento (mediante
vivienda y matrimonio), que aseguraran que cumpliría sus obligaciones fiscales
y militares si llegaba el caso. Entre ellos había grupos socialmente respetados
y a menudo con fuerza económica, como algunas partes del clero, las colonias de
mercaderes extranjeros, o la mayoría, que eran simplemente forasteros. Pero
otras personas no tenían acceso a la vecindad:
1. Por
motivos religiosos: judíos, los musulmanes mudéjares.
2. Por
su propia actividad como pobres de solemnidad, prostitutas, rufianes, gentes de
mal vivir, vagabundos, etc.
ANEXOS.
ACTIVIDAD.
En todo este proceso académico y en nuestra plataforma, hemos hechos múltiples informes que a su vez están acompañados por preguntas, sugerencias, crucigramas.
Por ende la actividad que propongo hoy nos ofrece dinamismo; Así que vamos a realizar un juego en grupos de tres donde puedan participar un número aproximados de 2 a 5 personas.
El juego debe contener preguntas sobre la temática aquí tratada, siguiendo siempre los parámetros de la lectura asignada. Las preguntas deben oscilar de ocho a doce.
Si deseas puedes ponerle un poco de tu imaginación, ten presente la estética y el esfuerzo, además este ejercicio permitirá evaluar el compromiso de tus lecturas.
NOTA: TODOS DEBEN PARTICIPAR EN ALGUNO DE LOS JUEGOS YA QUE ES EVALUABLE.( NINGUNO QUEDARÁ SIN EVALUAR)
SUGERENCIA.
https://www.youtube.com/watch?v=Qo4av_sQIqk
https://prezi.com/xydcmly_ffx1/el-burgo-la-vida-en-la-ciudad/
CIBERGRAFÍA.
http://mihistoriauniversal.com/edad-media/vida-urbana-en-la-edad-media/
https://www.salonhogar.net/Salones/Historia/4-6/Alta_Edad_Media/Baja_Edad_Media.htm
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